AVSA EN LOS MEDIOS

Fecha: 28 noviembre, 2017

Diario El Cronista:
Panorama económico y de mercados: ¿Qué hacer con los pesos en 2018?

A diferencia de años recientes, nos encontramos frente a un fin de año tranquilo. Estaríamos terminando en lo social, con excepción de la triste tragedia del ARA San Juan y la reciente muerte de un Mapuche tras un desalojo por parte de fuerzas federales, sin mucho ruido social, sin tantos cortes ni manifestaciones, sin mayores destrozos ni eventos violentos, y sin declaraciones livianas de un posible “inminente estadillo social” como suele ocurrir casi por una cuestión estacional desde 2001. Hoy ya ni siquiera se ven atisbos de inestabilidad político-institucional.

Por el lado de lo político, luego del claro triunfo del oficialismo ya son varios los analistas y pensadores que criticaban la falta de cintura política del gobierno que han tenido que llamarse al silencio, pues en lo que podríamos considerar un shock político Cambiemos se consolida y pasa de no solo ejercer el gobierno a también tener el poder. Recordemos que hace poco más de 12 meses atrás se hablaba de gobernabilidad y helicópteros.

Por ello el panorama para el 2019 y la continuidad de este rumbo para el país parece haberse allanado claramente por los próximos 6 años. La apreciación positiva del Gobierno llega al 53% y la de Macri asciende al 62% (Poliarquía). Estos niveles de consenso constituyen una sorpresa para este gobierno luego de 2 años de ejercicio.

Por lo tanto, sin que surja de la oposición una figura fuerte y representativa, con Cristina Kirchner en clara caída y con una María Eugenia Vidal que luego del pacto con gobernadores recibirá caja extra por $ 40.000 millones en 2018 y $ 65.000 en 2019 para “bien” gastar en el distrito que representa el 37% del padrón electoral, salvo graves errores propios es muy difícil que no haya Cambiemos hasta 2023.

Por el lado de lo económico, terminaríamos luego de 10 meses consecutivos de crecimiento con un crecimiento anual del 3%, brotes verdes ya bien creciditos y multiplicados, hasta podríamos decir que con cierto shock de confianza, como lo muestran algunos índices de confianza (UTDT) con importantes crecimiento desde las paso a esta fecha.

Esta fortaleza política acompañada de los indicadores económicos le ha dado el oxigeno al gobierno para lanzar esta ronda de reformas: impositiva, laboral y previsional. Y apostar con decisión a un reformismo gradual pero continuo que seguiría por lo menos durante todo el 2018.

Respecto a los mercados, paso a paso, sin prisa aunque con algunas pausas, el riesgo país continua su paulatina baja y los temores de inestabilidad económica y financiera se van atenuando paulatinamente en un escenario con caídas en la volatilidad de las principales variables económicas, tipo de cambio, inflación alta, pero estable y levemente a la baja, y un crecimiento razonable de la actividad económica. Parentesís aparte merece el escenario de altas tasas de intereses locales que establece el BCRA para controlar la inflación que significará un escollo para la economía y los mercados mientras sigan en estos niveles, y un alivio potencial e impulso de los mismos si comenzara la baja de las mismas.

Para concluir con el análisis del ámbito local, el mercado hará un monitoreo constante sobre la evolución de déficit fiscal, la acumulación de deuda pública y del déficit de cuenta corriente acentuado por el déficit comercial que ya preocupa bastante. Estas son sin lugar a duda la fuente principal de preocupación y de escepticismo de la realidad económica actual del país.

En el ámbito Internacional tenemos la economía mundial creciendo a buen ritmo en un escenario con los principales Bancos Centrales algo desorientados, ya que queriendo subir tasas de interés ante una economía a toda marcha y en algunos países a pleno empleo (USA 4.1%), se encuentran con una ausencia notable de presiones inflacionarias, lo cual hace difícil justificar dicho ajuste de tasas. Los riesgos podrían estar justamente aquí si estos encuentran la escusa buscada y llegaran a acelerar la suba de tasas, pero esto parece poco probable al momento.

Otro ruido podría venir por algún tipo de fracaso en la reforma impositiva de Trump (sale o no sale y en como salga), lo que podría provocar una corrección de índices Bursátiles hoy en máximos históricos de un bull market que ya lleva 8 años.

Por otra parte China sin dudas es siempre una economía a monitorear de cerca, un menor crecimiento al esperado o alguna crisis puntual sobre el crédito o el sector inmobiliario podría contagiar al resto del mundo y ser la excusa para un ajuste importante en los mercados. Por último algún evento bélico serio, que supere con creces las últimas amenazas mediáticas entre USA y Corea del Norte podría ser el tan temido cisne negro que hoy no parece asomar por ningún lugar.

En resumen, si bien no son todas rosas en el camino por recorrer en 2018, tanto el panorama nacional como el internacional parecen promisorios. Esto nos da cierta tranquilidad a la hora de responder la pregunta sobre qué hacer con los pesos en 2018. Siendo que esta respuesta dependerá de la aversión al riesgo y del perfil de cada persona, solo se hacen algunas generalizaciones simples acotadas al período de un año.

Partiendo de la base que a diferencia de otros tiempos de alta inflación y tasas de rendimiento reales negativas, el excedente de pesos ahora no quema en las manos y no existe la necesidad de gastarlo inmediatamente surgen las siguientes alternativas superadoras en el Mercado de Capitales.

La renta fija en pesos de corto plazo (Lebacs al 29% anual) seguramente le ganará a la inflación por cerca de 10 puntos y al dólar por un margen similar. Para el caso de las Lebacs, siendo el librador el que imprime los papelitos, estamos frente a una relación costo beneficio inmejorable, renta real del 10% aproximadamente a muy bajo riesgo.

Para el que busque mantener su poder de compra local independientemente de la variación de las tasas de interés y de la propia inflación los instrumentos en pesos atados a la inflación son sin dudas la alternativa a elegir, con rendimientos esperados por encima de la inflación de aproximadamente el 4%.

Para el que siga pensando que el dólar es un mejor refugio de valor, los rendimientos en dólares estarán entre 3% anual para letes cortas, un bono sintético (Lebacs + Futuro de Dólar) cerca del 4% y hasta el 5/6% para bonos más largos, pero asumiendo la volatilidad propia de instrumentos más largos. En un escenario según el descripto, en el que se prevé un mejora en el riesgo país, la probabilidad de un rendimiento aún algo más alto es mayor.

La aparición de nuevos instrumentos privados especialmente de PyMEs (muy promocionada por la Comisíon Nacional de Valores), la securitización de créditos hipotecarios, fondos comunes de inversión cerrados, y nuevos fideicomisos financieros seguramente sumará algunos puntos de rentabilidad a las alternativas mencionadas, aunque habrá que hacer un buen análisis de riesgo para ver si vale la pena asumirlo.

Por último la renta variable será sin dudas la alternativa más volátil de todas, y considerando que es para un perfil de inversor mucho más agresivo y con un horizonte de inversión a más largo plazo que 12 meses, si el crecimiento de la economía acompaña dentro de los guarismos esperados de 3.5% o más, este crecimiento se verá reflejado en los precios de las acciones que si bien están en valores máximos, una buena selección de activos podría resultar en rendimientos muy superadores a los mencionados precedentemente.

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